25 marzo 2009

MANIFIESTO EXTREMEÑO CONTRA LA CRISIS DEL CAPITAL



Y de nuevo llegó la crisis capitalista; cuando ya casi nadie lo esperaba se acabó la abundancia y el consumo irresponsable, se acabaron las promesas de prosperidad universal y sin límite; volvió a repetirse una vez más la ceremonia de quiebras y desahucios entre los bancos y las grandes empresas transnacionales que hasta ayer parecían instituciones todopoderosas. Como un castillo de naipes, la pirámide de falsos pagarés y créditos ficticios se derrumba; el imperio del dinero se acaba, y con él las relaciones sociales se deshacen, el trabajo se paraliza, la riqueza se evapora, ¿es que nuestra vida también va a difuminarse con el falso lustre de los billetes de 500 euros?

Hoy por fin nos podemos dar cuenta de que todo estaba mal organizado,
que nuestro modo de vida era pan para hoy y hambre para mañana,
que no es sostenible derroche de recursos escasos al que nos tenían acostumbrados,
que es criminal el agotamiento de la riqueza natural de la Tierra,
que el mercado no puede hacer milagros,
que no podemos vivir por encima de nuestras posibilidades,
que el capitalismo liberal es un atraco a mano armada con millones de muertos en la periferia del sistema, excluida del disfrute de los beneficios económicos;
y hoy por fin podríamos preguntarnos hasta qué punto hemos sido cómplices de los crímenes del capitalismo.

No nos puede extrañar que los libros de cuentas no se puedan cuadrar, después de haberse mantenido una economía sin control durante las décadas de la locura neoliberal, con un montón de sinvergüenzas metiendo mano en los dineros públicos y en las cuentas ajenas; todo un éxito de ingeniería financiera.
No nos puede extrañar que haya producido una profunda crisis de confianza en la economía de mercado, que hayan implosionado los actuales mecanismos que promueven la circulación del dinero y las mercancías, cuando es de todos sabido que hay parásitos multimillonarios que llevan décadas chupando la riqueza de los pueblos, a través de la manipulación del mercado y las relaciones comerciales.
Ni siquiera nos puede extrañar que a nuestros gobernantes no se les ocurra otra cosa que seguir alimentando a la bestia, regalar miles de millones de euros a la banca, después de llevar décadas ganando votaciones de ciudadanos que sólo se preocupan de vivir tranquilos con sus pequeñas rentas.
Pero quizás haya llegado ya la hora de que las rentas grandes y pequeñas se estén acabando, y con ellas también termine esa pesadilla del imperio del mercado financiero.

Por eso saludamos la crisis del capitalismo con alborozo, como el anuncio de una nueva época. Pues demasiado tiempo hemos tenido que aguantar la cultura del pelotazo, de los ejecutivos agresivos y los políticos del viva la virgen, de la irresponsabilidad y el cinismo. Lo único que nos extraña es que esto no se haya producido antes.
Sin embargo, el colapso de esas instituciones execrables podría traernos una situación todavía peor si no actuamos consecuentemente, en el sentido de combatir este modelo económico y político, que ha sido responsable del estrepitoso fracaso de la humanidad moderna. Recordemos que la crisis de 1929 favoreció el auge de los movimientos fascistas y condujo a la Segunda Guerra Mundial con toda su secuela de tragedias que poblaron el mundo aquellos años.
Por tanto, el problema es cómo salir de la crisis sin que eso suponga un retroceso brutal en los derechos humanos de los pueblos. Y no estamos hablando de la libertad de consumir, ni de la libertad de comercio y empresa, como hacen nuestros gobiernos falsamente democráticos; sino de los derechos fundamentales de todo ser humano recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada por la Asamblea General de la ONU en 1948.

No es que la situación de los derechos humanos sea muy boyante en el momento actual, pero estamos seguros de que todo irá peor, si no luchamos decididamente por mantener y desarrollar un modo de vida digno para todos los seres humanos.
La globalización capitalista no ha sido capaz de garantizar los derechos humanos de miles de millones de personas en todo el globo, como se muestra en la poca eficacia que ha tenido el llamamiento de la ONU para cumplir los objetivos del milenio.
La persistencia de la guerra imperialista en Asia y en África con millones de muertos, nos muestra la verdadera cara de los gobiernos y los empresarios que manejan los destinos de las naciones. Por citar algunos ejemplos, la masacre de Gaza y el genocidio del Kivu, la destrucción de Irak y Afganistán, la permanente violación de derechos en Estados aliados al imperialismo como Colombia, Israel, Ruanda, y el propio Estado español, nos recuerdan que estamos muy lejos de conseguir un mínimo de justicia con el actual Orden Mundial fundado en el neoliberalismo.
La destrucción del medio ambiente y el agotamiento de los recursos naturales, debido al desarrollo de una industria contaminante por la acumulación del capital, conducen a una Tierra convertida en basurero por la codicia y el consumo derrochador de los privilegiados.
La realidad nos hace pensar en la necesidad de profundos cambios en la organización de las relaciones sociales y de la producción económica. Y ahora que los ricos y los poderosos se han enredado con sus propias mentiras, tal vez esta crisis que nos han traído pueda convertirse en la esperanza de un mundo mejor. Nuestra salvación será acabar con la actual deriva de los países mal llamados desarrollados y que habría de calificar de ‘depredadores suicidas’.
Y ese otro mundo posible no nacerá del actual Orden Mundial, dominado por las instituciones financieras neoliberales y protegido por los ejércitos de la OTAN. Necesitamos un programa para salir de la crisis y necesitamos las fuerzas y las organizaciones capaces de cumplir ese programa, porque las instituciones y poderes establecidos no lo van a hacer.

También en Extremadura hemos tenido que sufrir las políticas neoliberales, en las formas que son propias de la zona: el caciquismo político y el clientelismo económico, como ejemplos de una ciudadanía degradada, sometida por la pereza y el miedo a una subalternidad acomodaticia.
Mediante sus conocidas relaciones personales con el poder político, el empresario Gallardo se ha hecho con una importante cantidad de dinero, en buena medida atesorado a costa de los caudales públicos. Junto con nuestros gobernantes ha concebido un plan de desarrollo irracional y retrógrado para nuestra región, fundado en la industria contaminante: siderurgia, cementera, refinería, térmicas, polo químico, etc. Ese proyecto de desarrollo parece cercano a la quiebra, tras la movilización ciudadana en su contra. Desde la izquierda anticapitalista saludamos la lucha de los ciudadanos extremeños contra la Refinería Balboa y les animamos a continuar hasta el final.
Denunciamos el aumento de la represión que están sufriendo los movimientos sociales, criminalizados por el poder político, por el único motivo de protestar contra las evidentes injusticias y equivocaciones de los gobiernos. Especialmente en Extremadura queremos recordar aquí a los once imputados de la Plataforma Ciudadana Refinería NO, para los que se piden varios años de cárcel y miles de euros de multas, acusados de acometimiento a la autoridad, después del merecido abucheo del alcalde de Villafranca de los Barros. También los compañeros represaliados de la Plataforma contra las Térmicas y la Asamblea de Precarios y Parados, así como los jóvenes multado en Cáceres por una ‘Falta de Respeto a la Autoridad y Desobediencia Deliberada’, cuando estaban manifestándose en solidaridad con las revueltas griegas.

Llamamos a la movilización de todas las extremeñas y todos los extremeños contra una salida capitalista a la crisis, dentro de la ‘Semana de Acción Global’, convocada por el Foro Social Mundial de Belém (Brasil) entre el 28 de marzo y el 4 de abril, y del llamamiento de la Federación Sindical Mundial para una movilización internacional de los trabajadores y fuerzas progresistas del mundo. ¡¡Que la crisis la paguen los que la que generaron y no los trabajadores ni los pueblos víctimas del imperialismo!!
Convocamos a todos los trabajadores europeos a preparar una Huelga General esta primavera que muestre la voluntad decidida de cambiar la actual orientación neoliberal de la política y la economía en Europa. Y también animamos a todas y todos, ciudadanos y ciudadanas, a la lucha por un programa socialista para superar la actual crisis del capitalismo, que se nos muestra como una crisis de la civilización industrial, con los siguientes puntos para Extremadura:

-Derecho a una Renta Básica de Ciudadanía (RBC) de alcance universal. Reparto del trabajo reduciendo la jornada laboral para que todos los que lo deseen puedan trabajar. Rechazamos los despidos masivos promovidos por los ERE.
-Nacionalización de la banca y los sectores estratégicos de la economía, así como todas las industrias creadas con capitales públicos; gestión democrática de las empresas subvencionadas y participación de los trabajadores en las decisiones empresariales.
- Reforma Agraria Integral en Extremadura y Plan de Ordenación del Territorio respetuoso con el desarrollo sostenible y la soberanía alimentaria.
-Desarrollo sostenible, basado en el aprovechamiento racional de las riquezas naturales y en las energías renovables, al tiempo que promueve la austeridad en el consumo. No aceptamos industrias contaminantes en nuestro país, ni centrales nucleares, ni refinería de petróleo, ni centrales térmicas de ciclo combinado. Queremos una economía compatible con un medio ambiente saludable.
-Exigimos la igualdad de género, puesta en práctica en los todos ámbitos de la vida personal y la actividad pública: familia, trabajo, política, cultura, educación, ocio, etc.
-Reconocimiento del derecho a una vivienda digna, expropiando las casas vacías y restaurando los cascos antiguos de las ciudades y pueblos de Extremadura.
-Derecho a la libre circulación de todas las personas por todos los territorios, eliminando la Ley de Extranjería y cerrando los Centros de Internamiento. Creación de centros de acogida para transeúntes en todos los pueblos.
-Desarrollo del trasporte público y reducción del privado; ni una sola autovía más.
-Por una política de paz y solidaridad entre todos los pueblos, rechazamos el uso de la violencia en las relaciones internacionales y condenamos las agresiones de las potencias imperialistas. Apoyo y reconocimiento a las propuestas de la ONU., especialmente en materia de organización de la solidaridad mundial para el cumplimiento de los Objetivos del Milenio y la erradicación de los grandes males de la humanidad actual.
-Tasa Tobin al movimiento de capitales y eliminación de los paraísos fiscales. Sistema fiscal progresivo en el que las rentas del capital se encuentren fuertemente gravadas.
-Aranceles al comercio internacional; prohibición de mercancías producidas por niños menores de 16 años, o por personas esclavizadas, o por Estados genocidas condenados por la legalidad internacional.

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