Como acordó la ONU en la conferencia de Durban Sudáfrica 2001, la globalización económica y el racismo tienen su origen en el tráfico y comercio de esclavos, la colonización y la discriminación de los migrantes. El comercio de Esclavos destruyó la economía africana y la reemplazó por una exótica que alimenta y enriquece a Europa a costa del sufrimiento de 800 millones de africanos. Regiones enteras, fueron arrasadas, y muchos de sus habitantes secuestrados y deportados a América.
Como resultado África fue transformada en un coto de caza humana, siendo privada de campesinos, científicos, médicos, artesanos, educadores, empresarios, líderes políticos y religiosos, poetas, filósofos, músicos, en definitiva todos los elementos humanos necesarios para el progreso socioeconómico. Algunos dirigentes, erróneamente, creyeron que podían escapar del holocausto, colaborando en la venta de nuestra propia gente. Este fenómeno dificulta todavía hoy el entendimiento entre los propios african@s creando condiciones que nos imposibilitan competir en los mercados internacionales. Hoy como ayer, los africanos huimos de las dictaduras fomentadas desde el norte, por nuestros recursos.
Las guerras nos convierten en refugiados y padecemos males que son fácilmente corregibles: enfermedades, una elevada mortalidad infantil, marginación, hambrunas, falta de vivienda etc. Estas plagas son perpetuadas por la dominación internacional de nuestra economía, y son condicionantes que anuncian mayor miseria. La globalización utiliza todavía las mismas estructuras forjadas en época de esclavitud de las que hoy se sirven para explotar a millones de trabajadores emigrantes en Europa. Entonces como hoy, las riquezas, tanto humanas como materiales africanas, continúan contribuyendo al crecimiento económico de Europa.
Hoy se impide, mediante la represión, el libre movimiento de personas, ejemplos de ello son las deportaciones a Mauritania, o la masacre en la valla de Ceuta y Melilla. Una vez en Europa, a pesar de poseer una sólida formación los africanos sufrimos la negación del derecho de asilo siendo sistemáticamente expulsados del mercado laboral, o acabamos, hacinados en agujeros infrahumanos, como el parque Emir Mohammed de Madrid, a esto se le suma, la inmoral deuda externa, las guerras, el desinterés de las administraciones hacia los inmigrantes africanos y el Apartheid info-mediático hacia todo lo africano.
Estas, y no la supuesta inferioridad genética de los negros son las causas del empobrecimiento africano y de las comunidades africanas de América latina. L@s africanos de la diáspora no somos ni queremos ser ajenos al clamor por la reparación de África, por ello quienes suscribimos esta declaración somos ciudadanos del mundo de distintas procedencias, profesiones, confesiones e ideologías que, partiendo de lo que nos une, y para dar respuesta a la situación de África y su diáspora, ponemos en valor una militancia panafricana. Creemos que se ha acabado la época de buscar culpables y es necesario tomar el protagonismo en la lucha por la reparación.
Es tiempo de que los propios africanos seamos agentes activos, por ello declaramos que no somos anti-blancos sino profundamente pro-africanos y consideramos imprescindible que los agentes sociales africanos nos convenzamos de que sin nuestro protagonismo no existen alternativas posibles. Como agentes sociales no queremos delegar nuestra iniciativa en agentes profesionalizados, queremos asumir nuestra responsabilidad colectiva para poner fin al genocidio de las pateras.
Tomando como referencia, del 2º Congreso Panafricano de España en Madrid 2005, el Foro Social Africano de Bamako 2006, y del Foro Abierto del Humanismo , el pasado 30 de septiembre en Madrid, manifestamos que reivindicar reparaciones socioeconómicas, para África es justo, y necesario .
Por tanto reparación no es un solamente concepto moral sino un movimiento social y político que va de la mera solidaridad a la justicia. La legalidad de las Reparaciones se inscribe no sólo en la correcta memoria histórica, sino en el Derecho Internacional, dirigido a reconocer el valor así como los beneficios corrientes que tiene en el presente las ventajas producto de las injusticias esclavistas del pasado.
La reparación dotará de legitimidad ante las sociedades africanas tanto los objetivos del Milenio, la alianza de civilizaciones como los diferentes foros para la integración de los inmigrantes: Espacios estos que no deberían excluir a los negr@s. Esto supone el reconocimiento de África y su diáspora como una prioridad política en la agenda de los gobiernos, lo que significa una nueva fase en la lucha por la justicia y Democracia africana basado en un presente y un futuro común de esperanza afro-positiva, afirmativa para nuestros hijos.
Invitamos a todas las buenas personas, a los gobiernos, la opinión pública, los ciudadanos honrados, sindicatos, gobiernos autonómicos, partidos políticos, a reconocer el valor de la reparación para hacer creíble el camino de la paz, la democracia no sólo para África y los africanos, sino para todos juntos construir la futura Nación Humana Universal.
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